ENLAPUTACALLE

Los satelukos hemos creado este blog para que todos podamos votar y seleccionar el mejor discurso de despedida, porque aquí sí podemos elegir. Ya sabéis que en el satélite cada día echan a un compañero, así que no perdáis la oportunidad de decir la última palabra. Que no nos gane la desidia. ¿Quién se atreve a romper el silencio?

Tuesday, October 03, 2006

ATHILA

Todos cuando pronunciamos o nos encontramos con la palabra "aventura", en nuestro subconsciente tratamos de imaginar miles de historias divertidas, curiosas, inexplicables, casuales, casi siempre con un desenlace feliz, increíbles, irrepetibles, inolvidables… La que voy a narrar o al menos intentarlo, no es una aventura de verano. Es un viaje largo e intenso que ha durado ocho años. Nadie hubiera imaginado que precisamente, estas vacaciones serían las últimas juntos. No es una historia que termine bien, pero sí una aventura más en mi vida, que ya se ha convertido en increíble, irrepetible y por supuesto inolvidable. No puedo dejar pasar esta oportunidad que me brinda el Certamen más Catero, sin hacerle un homenaje, es lo menos que debo hacer. Reconocerle todo lo que inconscientemente, sin saberlo y sin pedir nada a cambio, hizo por mí. Un día antes de que se fuera y me dejara, le escribí una carta, breve pero llena de sentimiento. Lo hice con él apoyado en mi pierna, como solía dormirse cada noche. Atila ha sido y será siempre el más especial. Por las circunstancias en las que entró en mi vida, por todo lo que aportó en ella hasta el último momento, ese en el que una vez más, con una confianza ciega en mí, se quedó dormidito en mi brazo sin enterarse de nada. Era lo mejor para los dos. Sobre todo para él. Un par de días antes, caí en la cuenta de que aunque en mis innumerables escritos, poemas, relatos… le nombro de vez en cuando, NUNCA le había dedicado nada a él, sólo a él. Esto que vas a leer es mi pequeño homenaje a alguien que nunca fue consciente de lo importante que era. Espero que con ello se entienda un poco mejor el vacío tan grande que tengo dentro.
Quiero en este relato transcribirla como agradecimiento infinito a un amigo inolvidable;
"Empiezo cuaderno y además en un momento triste, impotente, desgarrador. Desde lo que se siente por la pérdida de un amigo, un compañero, confidente, cómplice, protector, pañuelo de lágrimas… la ausencia eterna de un vínculo especial, que surgió y nació en unas circunstancias muy significativas de mi vida. Ha sido una tarde para la reflexión, una noche también. Recordando aquel 29 de agosto del 98 en el que por casualidad, renegando de la raza (un boxer!!!), cayó en mis manos un cachorrito indefenso de 10 días. Cuatro días después y tras un año para olvidar, me dieron mi sentencia de separación. Ambos empezábamos una nueva vida, un camino difícil, duro, intenso, desconcertante… un camino que se empezaba con un deplorable estado físico y anímico por mi parte.
Era como un bebé, biberones cada tres horas, tantas y tantas confidencias en cada uno de ellos!!! Me buscaba constantemente con ese ronroneo tan característico que tienen los cachorros. Se las apañaba siempre para irse colocando cerca de mi corazón, buscando unos latidos débiles, no daban para mucho más, y se dormía. Me quedaba mirándole, acariciándole durante horas, sabiendo fehacientemente que, a partir de aquel momento ya nada más que podría contar con él. Todo lo que había fuera no era más que gentuza intentando hacer leña del árbol caído. Muchas de las cosas que hasta entonces había ido perdiendo por el camino, gracias a aquella bola de pelo, que a veces conseguía sacarme de quicio rompiendo todo lo que pillaba a su paso, otras en cambio me lo habría comido a besos, volví a recuperarlas.
Empecé a dormir en mi habitación, despegándome de mis hijos con los que llevaba mucho tiempo. Aunque el pequeño se colaba muy a menudo, aún así los fines de semana en los que todavía se respetaba el régimen de visitas, o las vacaciones… aquellos días en los que me quedaba sola en aquella casa tan grande, no hubiera sido posible sin la compañía de Atila. Empecé a volver a tener confianza y seguridad en mí, a salir a la calle con su inseparable compañía, contarle cosas que nunca antes habían salido de mi corazón. He depositado en él millones de confidencias, secretos, sentimientos, penas, alegrías, caricias, abrazos, risas, lágrimas, cabreos… sabiendo que sería el amigo más fiel de cuantos encontrara en mi camino, por lo menos en aquella época. Un baúl sin fondo, herméticamente cerrado. Nunca le ha importado cargar con mis platos rotos, nunca un mal gesto. Un pañuelo incansable que ha sabido siempre en qué momentos necesitaba consuelo. Un compañero de veladas al borde del abismo, de noches de insomnio, de paseos inseguros convertidos en una obligación de no encerrarme en un mundo oscuro, de navidades y cumpleaños deprimentes en los que hemos compartido momentos melancólicos de tiempos pasados en los que todo era diferente.
Siento que se me escapa de las manos un soporte, un apoyo, una alegría constante cuando entras en casa. Alguien fiel a más no poder, a él nunca le ha importado si soy guapa, fea, tonta, lista, culta, inútil, gorda, flaca, simpática, borde, uraña, moral, inmoral, honesta, humilde, prepotente, ladrona, trabajadora, vaga, buena, mala o peor. Siempre me ha querido tal y como soy, sin reprocharme nada, solamente a cambio de alguna caricia voluntaria y un sustento que él sólo no se puede procurar. Si pudiera hablar, expresarse, no creo que nadie más que él tenga la información suficiente "on line", para ir contando los peores años, paso a paso, minuto a minuto… duele mucho pensar que sólo hemos podido compartir muy poquito tiempo de los mejores momentos. De los que da una nueva vida. Celoso de mí, nunca ha consentido que nadie me alzara la voz, siempre alerta, avisando con sus gestos, reacciones, movimientos de quien viene o no de buena fe. Siempre instintivamente ha acertado en sus intuiciones. Sé que me adora, al final su vida ha sido entera para mí, la ha compartido conmigo 100%. Vacaciones de relax, salidas desesperadas en busca de respuestas a interrogantes que creaban demasiada intranquilidad, conversaciones infinitas en el coche, en el campo, viajes amargos a un no sé dónde, otros inolvidables y muy, muy especiales.
Siempre, toda mi vida, en casa ha habido perro. A todos los quise, por todos lloré desconsoladamente cuando faltaron, pero puedo asegurar que por ninguno he sentido esta desazón tan desgarradora, inconsolable. Con ninguno de ellos tenía esta relación, osaría decir y catalogarla casi de unión espiritual. La cultura india es especialista en unir alma-hombre-animal. Las vivencias, las circunstancias de mi vida en las que él entró, son, eran demasiado especiales y gracias a Dios irrepetibles. Encontré un bastón, un amigo necesario, un apoyo incondicional, una compañía encantadora. Sé, lo intuyo que el tiempo se agota, estamos compartiendo el final de la historia, escribiendo sus últimos renglones. Su mirada a veces perdida, me dice que se va, casi me pide "perdón" por abandonarme, por dejarme en la estacada, por no seguir velando, protegiéndome y cuidándome como hasta ahora, incansablemente. Odio perderle cuando nuestras conversaciones empezaban a tomar un tono esperanzador, ilusionante, feliz, sereno… cuando todo lo que puedo decirle de mi vida actual es bueno, siento que se haya comido toda la mierda y se pierda lo bueno. Que no me vea por fin!!! Feliz y no compartir esos momentos con él, se los debo, los merece por muchos otros que no lo fueron.
Sé que la mayoría de la gente, me tacharía de loca e inconsciente por este amor a un perro, casi como se ama a un hijo. No sé si estoy loca, equivocada, sólo sé lo que siento y lo que un animal sin importancia para muchos significa en mi vida. No quiero verle sufrir, y sé por experiencia que es lo mejor para los dos. Trato de evitar imaginar ese momento y sin embargo, no puedo, le acompañaré hasta el final con mis caricias, esas que tanto busca y que el encantan, intentando recompensarle mínimamente de todo lo que él ha aportado a mi vida, seguramente sin saberlo y sin ser consciente de ello. No ha sido un animal de compañía, ni una mascota, ha sido un amigo irrepetible que en un día comenzó una terapia conmigo haciéndome sonreír, caminar iniciando una recuperación lenta y dolorosa, dándome en cada momento lo que necesitaba sin pedírselo."
No sé si Atila tuvo un bello morir, no sé siquiera si eso existe, lo que sí puedo asegurar es que lo hizo en mi brazo, recostado, tranquilo y confiando en mí, una vez más de tantas veces. Fue un momento difícil, duro, me da la impresión de que una parte de mí se la ha llevado. Se la ha quedado él. Una parte que murió con él. Es posible que su papel en esta vida fuera el que fue, por lo que sea había llegado a su fin. Creo que lo más duro de todo fue llegar a casa, pasar por el parque en el que tantas veces habíamos jugado, ver su plato, la cama, la comida, su cojín, sus juguetes… y lo peor, cuando empiece a salir por allí, y todo el mundo " ¿y Atila dónde le has dejado?". La gente no está acostumbrada a verme sola. Cuando vaya a por el pan, a la farmacia, al ciber y me parezca que está incasable y paciente esperando en la puerta. ¡Qué vacío más grande! Esta noche me he sentido muy sola, sin nadie a quien echar la bronca por los ronquidos, sin nadie con quien hablar cuando me despierto y me quedo fumando un cigarro, sin que venga una y otra vez a ver si estoy en la cama. Siempre vigilando y cuidando de que todo esté bien, sin nadie a quien contar mis aventuras de cada día, aventuras y desventuras como Zalacaín.
En cada esquina, por el parque, por la calle, en casa, siempre me parece que va a aparecer con su juguete en la boca, provocándome como sólo él sabía hacerlo. Una buena amiga me dijo: "Algunas flores sólo viven unos cuantos días; todo el mundo las admira, las cuida y las acaricia, como a señales de primavera y esperanza. Después mueren, pero han hecho su función." Atila se ha ido porque ha cumplido su trabajo. Espero que por ahí haya un cielo para ellos, que desde allí siga cuidándome y no se enfade demasiado porque…. Tengo otro Boxer, con mes y medio, que es irresistible y como todos los cachorros, malo, travieso, maleducado e insolente. ¡Estaré ocupada en meterle en vereda! Ninguno sustituirá a Atila, pero también Ares (Dios griego de la guerra), tendrá su significado a mi lado, quizás compartir momentos de una etapa, una aventura que deseo con toda mi alma que sea larguísima, intensa y a poder ser eterna. Una aventura que también se convierta en especial, inolvidable e irrepetible.

ALDEBARAN

RAPTO EN LA CHIQUIPANDI

La casa del árbol siempre había sido su punto de reunión y Sandra les había citado a las 6 de la tarde en el "Baptisterio" como ellos habían bautizado a su pequeño refugio.
Ella fue la primera en llegar. Era la líder a quien todos consultaban antes de decidir cualquier cuestión, desde donde ir a tomar helado hasta que escucharían en la siguiente reunión de grupo, pero ese día estaba triste.
Las chicas habían quedado antes para comprar chucherias que comerían en la reunión ya que Isa no podía estar sin comer mucho tiempo y el resto estaban cansados de aplazar siempre las reuniones durante unos minutos para que ella saliera a comprar algo, por eso ahora siempre llevaban la compra de chucherias para que a ella no le faltara nada que comer.
Llegaron al pie del árbol las cinco. Isa se estaba comiendo una palmera de chocolate mientras que sus amigas cargaban con las bolsas de la merienda.
- Podías ayudar un poco Isa –Dijo Belén mientras hacia malabarismos para que no se le escurrieran las dos coca-colas que traía en la mano derecha.
- Jo, si es que tengo las manos ocupadas porque la palmera es de chocolate y tengo que tener mucho cuidado en no mancharme. -Le contesto Isa mientras miraba su palmera y pensaba donde darle su siguiente bocado.
- Bueno tampoco es para tanto Belén, total son solo tres cosas y nosotras somos tres… deja que Isa se coma a gusto la palmera que nosotras podemos con el resto – Comento Marta mientras sonreía pensando en las nubes que llevaba en su bolsa, eran de su color favorito… el rosa. No sabía si le gustaban más las nubes por su sabor o por su color.
- ¿Queréis dejar esto para otro momento? –Les corto Miriam. Era la práctica del grupo y lo primero era saber que le había ocurrido a Sandra.
- Yo creo que Miriam tiene razón – Dijo Esther en voz baja mirando a Inés la hermana de Miriam– Lo primero es ver que le pasa a Sandra.
Fueron hacia el árbol y se encontraron con Gerardo y Gastón.
Después de enseñarles las bolsas de chucherias subieron de uno en uno hasta la caseta donde les esperaba Sandra con lágrimas en los ojos. Sus compañeros se temieron lo peor y hasta Isa dejo de comer.
- Gracias por venir chicos – Les dijo mientras se secaba las lágrimas.
- ¿Que te pasa Sandra? – Le dijo su amigo Gerardo con aire protector.
- Bueno chicos… he recibido esta nota y no se que hacer.
Sus amigos se reunieron en torno a la nota y al final Belén con decisión se la quito de las manos a Gastón para leerla en voz alta: "Tenemos a Dorotea y a Doroteo, no acudáis a la policía ni a los padres. Queremos una bolsa de chucherias a cambio de vuestros amigos. Os daremos pistas para llegar al lugar de encuentro para el intercambio. De momento tendréis que ir a casa de la señora Virginia Braun y buscar bajo la maceta que tiene junto a la ventana de la cocina. Ahí tendréis mas instrucciones".
- No podemos ceder al chantaje – Dijo Belen – No pueden atemorizar a la gente, robando sus chucherias.
- ¿Tienes idea de quien ha sido? – Pregunto Gerardo con gesto serio mirando a los ojos de Sandra.
- Tengo una ligera idea. Carlota estaba enfadada porque el otro día no la deje a Dorotea. Quería hacerla un traje pero me daba miedo de que si se la llevaba no la volvería a ver… puede haber sido ella pero no estoy segura– termino Sandra mientras se sonaba en el pañuelo que le había dado Gerardo.
- Chuches podemos comprar cuando nos den la paga a todos, así que yo creo que son mas importantes nuestros amigos – Dijo Gastón con decisión.
Después de media hora tratando de convencer a Isa de que sacrificara las chucherias por sus amigos, fueron a casa de Virginia Braun.
Todos los chicos la tenían miedo así que enviaron a Esther por la nota. Sabían que ella no sabia decir que no, el resto se quedo mirando desde la acera a su amiga mientras ella iba caminando por el césped hasta llegar a la ventana de la cocina. Cuando llego vio la maceta de claveles y la levanto para buscar la nota pero con tanto ímpetu que la maceta choco con el cristal de la ventana. Esther se asusto tanto que soltó la maceta de golpe y en su huida casi pierde el papel que había cogido debajo del tiesto.
La Sra. Braun miro por su ventana pero solo vio a una chica corriendo mientras agitaba un papel que llevaba en la mano "desde luego... no puede estar una tranquila ni en su casa"- Pensó la anciana.
Esther llego sin aliento al lado de sus amigos y le dio la nota a Belén para que la leyera en alto ya que ella se había quedado sin aliento por la carrera.
La nota decía: "Junto a las ocho columnas nuevas, tenéis un mirador. En la tercera ventana dejar la bolsa de chuherias. Ahí os diremos donde podréis rescatar a vuestros amigos".
- No puedo mas… no se donde están esas ocho columnas – Llorosa y sujetándose la cabeza les comento Sandra – Me rindo.
- Yo estoy sin comer nada desde hace tres minutos… ¿sabéis lo que son tres minutos?... no puedo seguir con esto si no tomo algo ahora mismo. Lo mismo hasta me desmayo – Isa término la frase haciendo un amago de desmayo ficticio mientras miraba a Belén.
- ¿Eso es lo q queréis a nuestros amigos?– Con el ceño fruncido tras sus gafas dijo Gastón mirando a cada una de las chicas.
- Yo ya he ido a por la maceta y estoy con taquicardia, ahora no puedo pensar. ¡Me va el corazón a mil! – Les dijo Esther mientras llevaba la mano de Inés a su pecho para mostrar como latía su corazón.
- Pensemos un poco chicos… ¿a que se pueden referir con las ocho nuevas columnas? Tiene que ser un sitio donde tengan vidrieras…. ¿Se os ocurre algo? – Pregunto Miriam mientras tomaba la nota de la mano de Belén y repasaba el texto que habían escrito los secuestradores.
- Creo que en el centro comercial nuevo que han abierto tienen columnas por el medio y una gran vidriera. No se cuantas columnas son porque nunca me he parado a contarlas – Dijo Marta con un hilito de voz y mirando al suelo mientras todos sus amigos ponían los ojos en ella – Pero es un centro comercial muy bonito, tienen hasta una tienda de Hello Kitty toda con colores rosa y cosas chulas… la verdad es que mola mucho.
- Tienes razón Marta – Dijo Gastón – Ese es el lugar donde tenemos que ir.
Los ojillos de Marta chispearon de alegría cuando se dio cuenta de que había resuelto el interrogante.
- Venga chicos, vamos para allí… no perdamos tiempo.- Dijo Sandra mientras tiraba de las manos de sus amigos para llegar lo antes posible al lugar de reunión.
Los nueve chicos tomaron el bus y llegaron al nuevo centro comercial "La Respuesta".
Comprobaron que efectivamente eran ocho las columnas y buscaron las vidrieras. Cuando las encontraron empezaron a contarlas y en la tercera vieron un papel. Esta vez fue Inés la encargada de ir a por el papel.
La chica fue con disimulo hasta la ventana y tomo la nota.
- Aquí esta la nota. Os la leeré – Dijo Inés- : "Si dejáis aquí la bolsa con las chucherias os devolveré a vuestros amigos. Dejarla y dentro de 30 minutos podréis encontrar a la parejita en vuestro árbol cabaña sanos y salvos".
- ¿Toda la bolsa? ¿Puedo quedarme alguna nube? Total, tampoco saben si teníamos 10 o 20… es una pena perder todas las nubes… creo que me voy a hiperventilar solo de pensar en perder todo esto – Comento Isa poniéndose a soplar dentro de una bolsa que le dio Belén.
El resto de los chicos también sufrían la perdida de sus golosinas, pero pensaban que si eso era suficiente para librar a sus amigos y que Sandra fuera feliz… lo daban por bien empleado.
Mientras Belén le comentaba a Isa que las golosinas no dan la felicidad, Gastón aprovechó el momento y le retiro a su amiga la bolsa de golosinas que agarraba contra su pecho como si le fuera la vida en ello.
Al final Isa entendió que era mejor salvar a sus amigos… eso cuando el resto del grupo le aseguro que de la siguiente bolsa que pudieran comprar ella tendría una ración doble de golosinas.
Dejaron la bolsa y volvieron al Baptisterio. Por el camino Gerardo hizo un par de bromas a sus amigas para ver si les sacaba alguna sonrisa, pero los ánimos estaban un poco bajos en ese momento.
Llegaron a la casa del árbol y encontraron una caja de cartón junto a la escalera.
Cuando la abrieron los ojos de Sandra se ilumiron de alegría.
- ¡Por fin! ¡Aquí estáis! Os he echado mucho de menos Dorotea y Doroteo!!! –decía Sandra mientras daba saltitos de alegría y achuchaba a sus peluches.
- Al final… ha salido bien, ¿no? – Comento Gastón limpiando sus gafas.
- Cada día es una gran aventura, ¿verdad chicos? – Comento Belén que dejo a Isa comprando un perrito caliente en el puesto de la esquina.
- Creo q tendríamos que irnos a casa… han sido demasiadas emociones juntas para el mismo día. Nosotras nos marchamos. Me alegro que nuestros amigos estén ya con nosotros. No los pierdas de vista Sandra – Comento Inés mientras tomaba a su hermana Miriam de la mano.
- En el centro comercial he visto un bolso rosa de Kitty chulísimo y quiero pedir que me lo compren para mi cumpleaños… aunque faltan cinco meses espero que me hagan el regalo por adelantado. Hasta mañana – Se despidió Marta agitando la mano. Esther y Gerardo la acompañaron para que no fuera sola hasta casa ya que todos eran vecinos.
- ¿Seguro que estas bien? – Le dijo Gerardo mirando a Sandra y pasándole el brazo por encima del hombro.
- Si. Gracias por lo que habéis hecho por mi. Mañana compraremos helados y… ¡os invito yo! – Sandra estaba feliz ahora que tenía a sus peluches.
- Bue, no hace falta. ¿Para que están los amigos? –Dijo Gerardo mientras revolvía el pelo de su amiga– Mañana nos vemos.
Sandra dio un beso en la mejilla a su amigo y le vio alejarse por el parque.
Estaba muy cansada y se dirigió a la entrada de su casa con un muñeco en cada mano pero algo llamo su atención.
En la acera de enfrente estaba Carlota, esa niña que le había pedido a Dorotea para jugar y que se había enfadado mucho cuando Sandra no se la dejo. Venia despacio comiendo chucherias. Casualmente la bolsa de la que sacaba las chucherias era igual que la bolsa que habian dejado como pago de rescate en el centro comercial.
Sandra ya tenia la prueba que necesitaba para saber que Carlota había sido la secuestradora.
Miro a Dorotea y a Doroteo mientras pensaba en lo mal q se habrían sentido metidos en esa caja y con esa niña tan mala.
Mañana contaría a sus amigos lo que había visto para trazar un plan de venganza entre todos pero estaba cansada y pensó: "ahora no… estoy cansada… ya lo pensare mañana… mañana será otro día".
FIN.
Fdo: Señorita Flecher.