ESPÍRITU SATELUKO

Si estáis leyendo esto ahora, significará que mi espíritu sateluco ha muerto, o me he liberado de él, por fin, dejándolo entre las paredes del número 75 de Albasanz.
Ahora que estamos en estos minutos de extraña prórroga que nos da el Cat, no puedo evitar mirar atrás y rememorar los viejos tiempos, cuando estaba en los “cascos”, en la tercera planta, en la cuarta o en el 79 los días de Taquilla, cuando Kikín repartía tarjetitas de colores como si se tratase de flyers. Todos queríamos terminar en el 79 porque con un poco de suerte, no tendríamos data por el que coger llamadas, y chatearíamos por el WinPop toda la tarde.

Del primer grupo de gente con la que entré en este ”¿trabajo?”, aquellos con quienes sufrí el curso de formación, son de los que guardo un especial recuerdo, Elena, Jordi, Félix… aún veo a Lolilla, la chica Fashion del Cat, leyéndonos el Cosmopolitan con la convicción de un libro sagrado entre llamada y llamada, o las primeras palabras que me dedicó Nati, cuando me enfrenté a mi primer marrón y le pedí ayuda desesperada: “ni puta idea” dijo clavándome sus ojos azules. Esa era mi Nati, siempre tan arisca y tan dulce al mismo tiempo. Nuestra relación no empezó muy bien, pero con el tiempo, aprendí a quererla.

Cuando algún jefazo tuvo la genial idea de eliminar el Winpop del ordenata (bastante eficaz a la hora de chatear con los compis, por cierto), alguien descubrió otro modo de comunicarnos mientras atendíamos al abonado de turno: así nació el CMD.

Un viernes tuvieron la delicadeza de reunirnos en un despacho para comunicarnos que el lunes siguiente nos trasladaban de edificio de trabajo a Mirasierra, una hora y cuarto tardaba en llegar nada menos al nuevo edificio. De aquella época, recuerdo con especial cariño a un abonado gritándome porque el punto rojo no le dejaba ver el partido que daba razón a su existencia, mientras yo, bajaba el volumen de los cascos y sonreía disfrutando, a través del cristal, de la sierra de Madrid.

A Mirasierra le debo haber conocido a Xuxa y sus locuras, al Gambas y sus… gambas, y a David, un chico que parecía un indio Arapahoe. El fue uno de los que se marchó a tiempo, pero aún hoy sigue volviendo en días de Taquilla, según él: “Merece la pena, aunque sólo sea por los pibones del Cat”.

También gracias al cmd y al Barça-Madrid del 2000 conocí a Gabyntxu, mi técnico preferido con línea directa para los marrones.

Cuando Xuxa decía “por ahí viene tu Adonis” dirigiéndose a Nati, significaba que se acercaba, con sus andares de “john Wayne”, Chusín, el cordi eficiente, el más mítico del Cat: su Adonis.

La mayoría de ellos dejaron el Cat poco a poco, voluntaria o involuntariamente, y mientras yo, aprovechando el caos de la fusión, me colé en Full, que no es mejor ni peor, si no todo lo contrario.

Desde entonces he tenido la suerte de seguir conociendo personas que siempre me aportaban algo. Por eso creo que sigo aquí, y ahora que me marcho, no sé cómo viviré sin las bromas de Zalo, las poesías de Sonitel, mi polo opuesto y al mísmo tiempo afín Mónix, los besos de mi Silvi, las canciones de Carmencita, los debates de Nidito, Moniceki Ruiz de la Prada, Maritruki la vertiginosa, César y sus noticias frescas, Mineri, Natalia. Todos ellos forman la parte amable del Cat,

Durante estos siete años he tenido que convivir con tantos cascos rotos, tantas promociones, paquetes de canales, coordinadores, tantos marrones, datas, ordenadores que iban a pedales, supervisores incompetentes, y sobre todo, muchos, muchos abonados de todas las condiciones, colores y sabores. Sería imposible poder resumirlo todo en pocas líneas. Pero si tengo que elegir quedarme con lo mejor, me quedo con las personas, con los chistes, las discusiones, los cotilleos, las bromas, las confusiones, los buenos momentos, que han sido muchos, compartidos con todos vosotros, incluso con aquellos con quien simplemente crucé una sonrisa en las escaleras.
Gracias a todos/as los satelukos con los que he compartido algún momento.

Hasta siempre

Agatha

PD – Sonitel… he intentado ser graciosa, te lo juro.